Cuando llueve mucho el campo se empapa, la tierra se
disuelve en el agua creando una masa espesa llamada barro. La humedad ayuda a la proliferación de
las plantas y a la germinación de las semillas dándole paso a esta etapa tan
viva que es la primavera.
Pero… como ya habréis visto la última vez que fui a la
carretera de la morabita en bici, después de las últimas lluvias, el barro
impidió que disfrutara de mi salida campestre
ya que se hacía imposible pedalear con tal acumulación de barro en el
carril.
Así que opté por hacer otra cosa… visité a mis amigos los
cernícalos .Para verlos simplemente tengo que desplazarme hasta el centro de
Jerez, donde viven en armonía con urbanización, la polución y el alboroto de la
muchedumbre que pasea por los alrededores.
Sin duda un espectáculo digno de admirar. Ver como estas
agiles y escurridizas aves de desplazan por el aire a una velocidad increíble
con piruetas, giros inesperados y hasta una pequeña disputa con sus vecinas las
grajillas, vamos, un verdadero show de aves a nuestra disposición..
Para diferenciarlos de los cernícalos comunes, primero hay
que fijarse en el tamaño (ya que el primilla es mucho más pequeño que el común)
y luego, si no os queda claro podéis
hacer dos cosas: si tenéis al ave cerca o unos buenos prismáticos os fijáis en
las uñas, que los primillas las tienen blanca y los comunes negra y si es un
macho(con la cabeza gris), simplemente tenemos que fijarnos en la espalda, la cual es lisa en el
primilla y motead en el vulgar.
Y esto es todo, un saludo.