Sorpresa entre salicoronias

Caminando paso a paso veía como el sol se volvía a reflejar en la marisma, como los pequeños saltamontes saltaban de un lado a otro; como las patiamarillas volvían a formar su orquesta particular, impregnando el aire de nostalgia. Las golondrinas que volaban ágilmente preparando sus nidos ayudaban a hacer del inhóspito lugar un lugar fantástico.

Mezclándose esto una pequeña cigüeñuela se me cruza con sus pitidos. Evidentemente un objetivo perfecto. Pero no me permitía acercarme, cada vez estaba más alejada. Empeñado en una foto suya, empecé a andar entre las salicornias y los bordes de las marismas.

Tras seguirla hasta un cierto punto

Por fin conseguí su foto

Cuando me quise dar cuenta ya estaba bastante alejado del camino, así que aproveché para observar a mi inquieta amiga cigüeñuela, sentado, casi rozando el agua salada.

A los 5 minutos esta se fue, supongo que le incomodaba mi presencia.

Me fui a levantar cuando….un agradable escalofrío recorrió mi cuerpo.

Tenía un nido de patiamarilla a unos 3 metros aproximadamente con tres preciosos pollos.

Su madre seguramente estaba buscándoles comida…

Eran nobles, inofensivos y tranquilos, una presa fácil para cualquier depredador.

Finalmente me fui de allí y esperé a ver a sus padres, que llegaron al cuarto de hora más o menos.

Momentos como este son los que hacen valore a la naturaleza como se merece.